Sara
Milano y Claudia Rico, 2º ESO
El pasado 20 de noviembre
de 2013 Malala Yousafzai recibió el premio Sajarov con el que el
Parlamento Europeo destaca la lucha por la libertad de conciencia y
es candidata al Nobel de la Paz.
Con apenas 15 años,
Malala defiende su derecho y el de todas las mujeres a estudiar. Una
mañana en que se dirigía a la escuela, recibió un disparo en la
cabeza a manos de los talibanes paquistaníes, que la dejó al borde
de la muerte. Afortunadamente, pudo ser operada (en el Reino Unido) y
hoy está restablecida.
La niña paquistaní para
poder ir a la escuela ha desafiado una de las leyes más crueles y
violentas del mundo, que entre otras barbaries prohíbe el derecho de
las mujeres a la educación. Hoy con 16 años ha escrito junto a su
padre, su gran mentor, Ziauddin Yousafzai, su biografía Yo soy
Malala y se ha convertido en una de las líderes sociopolíticas
jóvenes más importantes del mundo.
El atentado talibán que
estuvo a punto de hacer de Malala un mártir, ha conseguido
convertirla en un símbolo. Y todo comenzó por querer asistir a la
escuela.
Según la publicación
digital norteamericana The Daily Beast, en la provincia de
Malala en Pakistán de los 700.000 niños que no reciben educación,
600.000 son niñas, a quienes se les seguirá negando el derecho a la
educación mientras no se les proporcionen los recursos y la
seguridad para asistir a clase.
Cuando Malala recibió el
premio Sajarov, dijo estas palabras en defensa de la importancia de
la educación: ''Los niños de mi país no quieren un iPhone o una
Xbox, sino un libro y un bolígrafo para ir al colegio.''
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